Camino de Santiago 26
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Etapa 26: O Cebreiro - Samos
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Km 0. O Cebreiro (Albergue. Casas Rurales y Pensiones. Bares. Tienda). Si la niebla no lo impide ocultando el valle, ver amanecer desde O Cebreiro, junto al templo de Santa María la Real, es un privilegio que nos brinda el Camino que no podemos rechazar.
Hoy, por fin, nos sumergimos en la tierra de Santiago, la de la niebla y el orballo; la de los castros celtas y de las minas ansiadas por los romanos; de infinidad de lomas, fragas de robles y soutos de castaños. La señalización oficial marca 151 kilómetros hasta Santiago, la nuestra 154,7. Iniciamos la vigésimo quinta etapa por encima del albergue de peregrinos. Abrigados por la vegetación de la montaña, ascendemos desde los 1296 metros hasta los 1370 (el punto más elevado del Camino Francés en Galicia) en las inmediaciones del Teso da Cruz y el monte Area. Desde ese punto bajamos al encuentro de una amplia pista forestal (Km 1,5). Conduce a la primera parroquia del día. En Galicia los municipios se denominan concellos, a los cuales pertenecen distintas parroquias que engloban a su vez a distintos lugares o aldeas. Hacia el sur, a mano izquierda de la pista forestal, la vista se recrea en un sinfín de lomas tupidas de helechos, robles, castaños y pastizales que forman, entre otras, la sierra de O Courel.
La pista forestal desemboca al pie de la LU-633, donde se encuentra la parroquia de Santo Estevo de Liñares, con iglesia prerrománica de una sola nave.
Km 3,2. Liñares (Albergue. Bar), Tras el templo cruzamos la LU-633, fiel acompañante durante la etapa de hoy, y tomamos una senda muy cercana a la carretera que nos arropa con sus hayas, acebos y demás catálogo de especies atlánticas. El primer alto, el de San Roque, no tarda en llegar. Al otro lado de la LU-633, a 1270 metros y ante una amplia panorámica, se alza la plástica escultura de un peregrino medieval que avanza contra el viento. Fue inmortalizado en bronce por el artista José María Acuña (Km 4,1).
La senda sigue el itinerario de la LU-633 y desciende ligeramente hasta los 1.205 metros. Posteriormente, un falso llano nos aproxima hasta Hospital da Condesa el segundo núcleo habitado de la jornada. El mojón jacobeo marca los 145,5. En este pueblo tendremos, probablemente, uno de los primeros contactos con las "rubias gallegas", las vacas de color canela apreciadas por su carne.
Km 5,7. Hospital da Condesa (Albergue. Bar). Abandonamos este pueblo de vaqueros y continuamos por un surco arrimado al guardarrail de la LU-633. Más adelante cogemos el desvío a Sabugos y Temple pero despedimos de inmediato el tramo asfaltado por un camino que nos acerca a Padornelo. Es el reino de la piedra y las losas de pizarra.
Km 8,1. Padornelo. A la salida de esta pequeña parroquia afrontamos una durísima aunque breve cuesta por la que alcanzamos el alto do Poio. El Alto do Poio es la cumbre del Camino de Santiago en Galicia, a 1.337 metros de altitud. La subida es dura, pero el esfuerzo se ve compensado por los extraordinarios paisajes que encuentra el peregrino a sus pies al llegar a lo más alto; unas vistas inigualables de la sierra de O Rañadoiro y del valle situado a sus pies, así como, hacia atrás, del alto de San Roque, que hemos salvado anteriormente.
Km 9. Alto do Poio (Albergue. Bares). Más de tres kilómetros de senda pegada a la LU-633 nos separan de la siguiente población. En todo este tramo prácticamente llaneamos porque tan sólo descendemos 45 metros de altitud. Así llegamos a Fonfría, núcleo también de Pedrafita do Cebreiro, con bares y albergue. En este tramo Alex dejó de recuerdo sus gafas de sol.
Km 12,6. Fonfría (Albergue. Bar). Atravesamos Fonfría y de nuevo, junto a la inseparable LU-633, regresamos a la senda que nos lleva por idéntico paisaje hasta O Biduedo, a 2,4 kilómetros de distancia. En todo este tramo descendemos exactamente cien metros (Km 14,3).
Km 15,3. O Biduedo (Bar). Tras O Biduedo, ya del Concello de Triacastela, el descenso comienza a hacerse patente. Nos separan tan sólo 6,8 kilómetros del final de etapa y aún debemos bajar unos 530 metros de altitud. En la bajada, el camino procura desprenderse de la LU-633 y atajar las vueltas y revueltas de la carretera. Una curva pronunciada nos permite ver de frente el monte Oribio, de 1443 metros de altitud. A la derecha, en el fondo del valle, se encuentra Triacastela. La aldea posterior a O Biduedo es Fillobal. En esta aldea hay un albergue y un bar-restaurante, el Aira do Camiño, con un punto de acceso a internet y una pequeña tienda.
Km 18,3. Fillobal (Albergue. Bar-Tienda). Tras Filloval cruzamos la carretera y seguimos descendiendo entre arbolado para volverla a cruzar un kilómetro más adelante, junto a un pequeño merendero. Así entramos en Pasantes (Km 18,8), estirada aldea con capilla que atravesamos bajo el reclamo de la venta particular de frambuesas. La jornada continúa hasta la aldea de Ramil (Km 20,1), con castaño centenario al borde del camino, y casi pegada a Triacastela. El albergue público se encuentra en la misma entrada, en un descampado a mano izquierda y el resto, un gran surtido de albergues privados, en el centro de la población.
Km 22,3. Triacastela (Todos los Servicios). El Camino se bifurca y hay que escoger uno de los itinerarios. A mano izquierda, por la LU-633, progresa el trazado hasta Samos y su monasterio benedictino y de allí continúa hasta Sarria. A mano derecha parte el itinerario por San Xil, 6,5 kilómetros más corto aunque supera un desnivel de 238 metros los primeros 5,5 kilómetros.
Tras cruzar Triacastela y llegar a la plaza de la Diputación, donde tiene su sede el Ayuntamiento, dejamos atrás la Casa Consistorial y giramos a la izquierda para tomar la LU-633, el recorrido hacia Samos.
Este primer tramo hacia el sur conlleva cierto peligro, ya que caminamos por la misma carretera, sin arcenes ni aceras. Es conveniente tomar el margen izquierdo al haber en algunos tramos un sendero paralelo al asfalto que puede servirnos de ayuda.
Seguimos y ya en el entorno de San Cristovo (Km. 26,9) aparece la segunda señal oficial de la ruta jacobea. Tomamos un desvío señalizado a la derecha, siguiendo por un firme de asfalto y grava suelta, con pendientes de hasta el 25 % que se suavizan al final, llegando así a la entrada de San Cristovo do Real, idílica aldea bañada y dividida por el río.

Dejamos el cementerio local a mano izquierda y seguimos un camino a la derecha por el valle del Oribio, donde avanzamos entre frondosos castaños, chopos y álamos, uno de los tramos más agradables de la jornada.
Tras dejar atrás al albergue, continuamos por un camino de tierra por el que, en ocasiones, se deben salvar surcos y baches y que sigue al río por su derecha. Cruzamos de nuevo un puente y abordamos suaves pendientes de subida y bajada, llegamos así, por asfalto, a Renche, cuyos antiguos y conocidos molinos merecen ser contemplados con calma.
El Camino bordea la iglesia parroquial y el cementerio adjunto y a continuación sube por una rampa hasta la LU-633, carretera dejamos 50 metros después, tras sobrepasar una pequeña área de descanso. Nos desviamos a la derecha por una pista con una fuerte pendiente del 21%.
El siguiente objetivo es Lastres (Km. 30,9), un pequeño enclave sin servicios al que accedemos tras cruzar nuevos puentes y otra importante subida. A partir de aquí, y en un continuo tobogán, el Camino soporta varios cambios de pavimento: pasa de tierra compacta con piedras sueltas a aglomerado de grava y tierra.
De nuevo en ascenso, llegamos a Freituxe, localidad con una pequeña capilla y un merendero, mientras que, poco después, y tras afrontar un descenso pronunciado en mal estado, con piedras sueltas de gran tamaño y sucesivos surcos y un nuevo paso sobre el río, alcanzamos la bella localidad de San Martiño (Km- 32,3), donde destaca un templo románico rural de finales del s. XII construido con mampostería de pizarra.
Tras subir una nueva cuesta, el Camino atraviesa un túnel que salva la LU-633 para girar a la izquierda y cruzar, un poco después y sin paso de peatones, otra carretera. Este tramo, de firme irregular, desciende poco a poco hasta Samos.
En una curva podremos tomar las mejores fotos de la abadía benedictina. Continuamos junto a la antigua muralla, que cercaba todo lo que era la propiedad del monasterio (data del s. XVII) y que era conocida como A Cerca.
Continuamos por una fuerta bajada, que llega a ser del 20 %, y que no se suaviza hasta llegar a las primeras casas de Samos, pueblo que ofrece a los peregrinos multitud de servicios.
Km. 42, 27 Samos se encuentra en un espectacular entorno natural, en un valle que da entrada a los montes de Pedrafita. Lo atraviesa el río Oribio, un pequeño río, rico en anguilas y truchas, unos de los platos más emblemáticos de la zona.
Aunque la historia de Samos está íntimamente ligada a la de su monasterio se sabe que en la zona hubo asentamientos prehistóricos, como así lo atestiguan los abundantes castros, pudiéndoseles datar en el periodo de tiempo que va desde el s. VII antes de Cristo y el s. II después de Cristo, aunque muy posiblemente perduraran hasta la Edad Media.
Pero la impronta más antigua de estos primitivos pobladores se encuentra en las cuevas de Santalla. Con la fundación del monasterio allá por el s. VI, época en la que los Suevos poblaban los territorios de lo que hoy conocemos como Galicia, el devenir de la gente de Samos se acompasa a la de los monjes, sufriendo juntos los avatares de las guerras y disfrutando de los privilegios y bonanzas que les otorgaron los reyes, nobles y obispos que por aquí pasaron. Fue en el monasterio de Samos donde pasó su infancia y recibió su educación el rey Alfonso II, El Casto, monarca bajo cuyo reinado su descubrieron los supuestos restos del apóstol Santiago. Informado en Oviedo del hallazgo, el rey emprende camino hacia Galicia, sienta las huellas del Camino Primitivo y se convierte en el «primer peregrino» a Compostela. A su llegada a Santiago manda construir sobre el sepulcro una primitiva y modesta iglesia, que se mantendría durante 40 años, hasta que Alfonso III la reemplaza por una de mayor empaque.
Apartada del monasterio se encuentra la capilla mozárabe del Ciprés, en alusión a la impresionante y vetusta conífera situada a su lado. También se la conoce como capilla del Salvador y se remonta a los siglos IX o X. Fue declarada monumento nacional en 1944.
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| Cuenta un dicho del camino que "Quien en Samos abrace al ciprés, llegará a Santiago sin dolor de pies" |
Dificultad: Moderada +


































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