Fin de semana por Teruel
1 al 4 de marzo de 2024
Día 1
Ruta del Barranco de la Hoz (Calomarde –
Teruel)
Es la ruta de senderismo lineal SL-TE 40 (ida y vuelta por el mismo camino) y coincide con una parte del pequeño recorrido PR-TE 2. La ruta se puede empezar desde dos puntos. Frías de Albarracín o Calomarde. En principio se supone que empieza desde Calomarde, que es desde donde hemos empezado nosotros, ya que, al estar alojados en Albarracín, nos coge más cerca.
Esta ruta del Barranco de la Hoz se adentra en el Cañón de los Arcos,
recorriendo la cabecera del Río Blanco, a través de unas pasarelas sin las
cuales sería imposible el paso a pie.
Para aparcar, se puede hacer en la propia localidad (en los márgenes de la
carretera hay señalizadas numerosas plazas de aparcamiento) o bien junto a la
carretera, en una zona situada unos metros más arriba de la pista que entra al
cañón, en la que hay hueco para varios coches a cada lado del asfalto.
El inicio de la ruta está bien señalizado por unos carteles que indican el
desvío desde la carretera.
Pasamos junto a la esbelta figura de la roca conocida como El Moricacho, se
trata de un enorme risco o monolito que se alza sobre el río Blanco.
Poco más adelante nos topamos con la Presa de los Ahogados, que debe
su nombre a dos hombres, Joaquín Lozano y Pedro Lahuerta, que el día 17 de agosto
de 1876, acompañados de una yegua, intentaron cruzar el río durante una
tormenta, debido a la crecida, los dos hombres fueron arrastrados por la
corriente y murieron ahogados, la yegua sobrevivió.
En el primer desvío nosotros cogemos el sendero de la izquierda que nos llevará por el margen del rio.
Pronto alcanzamos el primer tramo, breve, de pasarelas. Apenas debemos
remontar unos escalones para cruzar un puente sobre el río y volvemos a
descender.
El cañón se va encajonando progresivamente, mientras la senda serpentea por
su base, en un terreno semi boscoso. Otro tramo de escaleras, e incluso un
tramo de roca desnuda equipada con una cadena para sujetarse nos permiten
superar un trecho en el que el río se estrecha cerrando el paso a pie.
Caminamos por una senda muy evidente, hasta llegar a otro de los puntos más espectaculares de la ruta: el Puente de la Toba. Unas pasarelas se elevan un par de metros sobre el Río Blanco, introduciéndose en un túnel de roca natural. La escasa altura de la roca obliga a ir agachados, debiendo tener precaución de no golpearnos la cabeza con las piedras que sobresalen.
Al final del tramo de pasarelas
llegaremos a una zona de un pequeño bosque de álamos que nos conducirá hasta el
molino de en medio, destino final de nuestra ruta.
Aunque la intención era llegar
hasta el Molino de Las Pisadas y regresar por la parte alta del cañón, al estar
lloviendo y hacer mal tiempo, pensamos que sería más complicado hacerlo así,
por lo que decidimos hacer la ruta de vuelta del barranco de la hoz la haremos
por el mismo lugar.
Hasta llegar al desvio de la
Cueva de las Albardas, donde si remontamos la senda hasta esta cueva y hacer el
resto del recorrido por la parte alta, descendiendo hasta llegar al primer
desvio, donde volvemos por la misma pista de la ida.
Distancia: 6,64 kms.
Dificultad: Fácil
A la vuelta, después de dar un pequeño paseo por Calomarde,
ya que el tiempo no acompaña. Nos paramos en la carretera de regreso, para
visitar la:
Cascada de Calomarde (cascada batida o del
Molino Viejo)
El camino está súper señalizado, y además la cascada se halla apenas a cinco minutos de la carretera, a pocos metros. Con área de aparcamiento señalizada.
Se trata de un enorme salto de
agua de unos 20 metros de alto, en el transcurso del Río de la Fuente del
Berro.
Es conocida popularmente como la
cascada del Molino Viejo gracias a ubicarse junto a un antiguo molino del siglo
XV del que aún se conservan algunos restos.
Albarracín
Por la tarde, a pesar de estar lloviendo, decidimos visitar
el casco antiguo de la ciudad, así como subir hasta la muralla desde donde las
vistas son inmejorables.
Albarracín es un pueblo ubicado
en las colinas de la zona centro-oriental de España, sobre una curva del río
Guadalaviar. Las altas murallas de Albarracín, que se remontan a la Edad Media,
dominan la ladera adyacente. En su punto más alto está la Torre del Andador,
del siglo X. En el casco antiguo, las ruinas de un alcázar (un castillo de
origen árabe) se alzan sobre un acantilado. La catedral del Salvador, que data
del siglo XVI, incluye un campanario que se construyó sobre los restos de un
templo de arquitectura románica. Dentro del pueblo sus calles son empinadas y
estrechas, con rincones muy pintorescos. La construcción ofrece la original
arquitectura popular con la forja propia de la provincia además de tener el
color rojizo característico llamado rodeno.
Día 2
Ruta Santuario de La Fuensanta y Barranco
de El Tranco (Villel – Teruel)
Iniciamos la ruta desde Villel.
Tomamos el camino (Camino de la Vera Cruz de Caravaca) al Santuario Fuensanta,
un enorme santuario dedicado a la virgen de la Aparecida. Primero iremos por
camino asfaltado hasta el Santuario.
Santuario de La Fuensanta: Construido
en mampostería de estilo gótico tardío, s. XVI, apreciable en las nervaduras de
la nave. Una de las paredes aprovecha la roca de la montaña, donde manaba la
fuente milagrosa. La Santa Capilla o camarín de la Virgen (s. XVIII) está
cubierta con cúpula octogonal, enfrente la puerta de acceso y el coro alto. Se
abrió la portada principal al sur, con un gran arco de medio punto en el que
aparece la insignia de la Orden, la Cruz sanjuanista o de Malta. La torre del
campanario también está construida en mampostería y la cabecera presenta un friso
de arquillos y alero de estilo mudéjar. Se creó todo un complejo para recibir a
los peregrinos, un edificio para exvotos, cuadras para los animales, fogones,
etc. Con capacidad para 200 personas, incluso una hospedería.
Continuamos ahora por un camino
de tierra hasta un desvio a la derecha en dirección al embalse.
Continuamos la marcha por pista
de tierra hasta llegar a la entrada al Barranco del Tranco, pasando por la
Fuente de Chartera que se encuentra al inicio del barranco.
El Tranco, un paisaje natural de
gran belleza, Es un estrecho desfiladero seco de unos 50 metros de altitud en
el que sobrevuelan águilas y buitres. Se trata de un terreno de pequeñas
piedras calizas, en su parte exterior, conforme nos vamos adentrando se encuentran
dos grandes montañas de roca de una altura entre 10 y 20 metros, cubiertas por
una gran variedad de vegetación, que difiere de la que se aprecia en la parte
posterior.
Tras unos pocos minutos caminando
por la senda marcada entre ambas partes de la montaña, nos encontramos con el
final del barranco, una gran roca donde que unen las dos paredes entre las que
hemos avanzado. Esta zona es accesible a todo tipo de gente, acondicionada con
escalones y cables en los puntos más dificultosos. Con estas ayudas, es muy
fácil avanzar.
Pasada una pintada en la pared
que reza "THE END" las paredes se separan definitivamente. Cuando el
barranco tiene toda la pinta de ser el cauce de cualquier río seco, encontramos
una señal un poco camuflada que nos indica el camino de retorno por el GR-10 en
continuo ascenso hasta el collado Las Vigas. Una vez en lo alto disfrutamos de
las vistas y empezamos el descenso hasta llegar al desvío de la fuente de la
Chartera.
A partir de aquí seguimos una pista
amplia y muy clara hasta llegar a nuestro punto de inicio.
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/20240303-santuario-de-la-fuensanta-y-barranco-de-el-tranco-villel-teruel-163984753
Distancia: 12,6 kms.
Dificultad: Moderada
Ruta
Sendero Botánico (El Cuervo – Teruel)
Por la tarde, después de comer,
nos paseamos un rato por Ademuz, poco hay que ver aquí y llegamos hasta El
Cuervo, donde nos alojamos. Nos da tiempo a hacer la ruta de 3 km del Sendero
Botánico que transcurre por el valle.
El tranquilo municipio de El
Cuervo, de tan solo 98 habitantes, situado al sur de la provincia de Teruel,
cuenta con una de las rutas senderistas más alucinantes de Aragón y de España
que sin duda no te puedes perder.
Nos alojamos en el hotel rural
del pueblo La Casita del El Cuervo, un bonito hotel recién abierto en la parte
alta del pueblo y con una amplia terraza con vistas al mismo y al valle.
Desde la casa rural bajamos la
calle hasta llegar al merendero donde empieza la ruta. Cruzamos el puente del Ebrón
y vemos el cartel de sendero botánico y un panel informativo con un mapa del
pueblo y otros datos del valle y el lugar.
Seguimos recto por la senda que
lleva a las huertas en el valle. Tras pasar una chopera nos adentramos más en
la senda botánica con varios carteles explicativos de la flora y fauna del
lugar. Llegamos a una zona de descanso con grandes árboles y algunos bancos
donde sentarse y disfrutar del entorno. Seguimos la senda entre los chopos y
junto al río. Cruzamos por un estrecho y doblado puente de madera al otro lado
del río y continuamos. La senda nos conduce a una piscifactoría abandonada,
pasamos junto a ella, la senda se convierte en camino y giramos ala izquierda
para regresar al inicio de la ruta.
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/ermita-de-san-pedro-desde-el-cuervo-162890300
Distancia: 3 kms.
Dificultad: Fácil
Día 3
Ruta Estrecho del Rio Ebrón y Salto de
Calicanto (El Cuervo – Teruel)
La zona de mayor atracción en El Cuervo está relacionada con el entorno del río Ebrón, llamado así porque cuenta la leyenda, que mientras el río Ebro se ha secado en alguna ocasión, éste nunca lo ha hecho.
La ruta convencional comienza en
El Cuervo, partiendo directamente del merendero «Los Chorros», por un camino
asfaltado que circunda el cerro donde se halla la ermita de San Pedro por la
parte de abajo, hasta el puente que salva la «rambla de la Palomareja». Hay que
tomar el camino de la derecha, que es el que lleva a los «Estrechos del Ebrón».
Sobrepasados los manantiales de «La Poza» y una piscifactoría (hoy abandonada),
el camino continúa por la cota baja del monte, para bajar enseguida al nivel
del río. Hay que atravesar el cauce por un puente de tablas –vadearlo, si se va
en vehículo- y pasar a la margen izquierda, hasta un lugar denominado «Pozo de
la Hoya», área de descaso con mesas, bancos y zona de aparcamiento -el trayecto
es llano y muy agradable (unos 4 kilómetros de marcha), yendo siempre a la vera
del río-: aquí concluye el recorrido con vehículo, que es donde lo dejamos
nosotros, pero es aconsejable dejarlo (hay una señal de prohibido el paso) en
un aparcamiento bastante grande que hay habilitado cerca de la piscifactoría,
ya que en ese tramo de camino difícilmente podrían maniobrar dos vehículos en
direcciones opuestas puesto que no hay apartaderos y el camino es muy estrecho.
Aquí comienza como tal la ruta de los estrechos del río Ebrón.
Se llega a Pozo de la Olla, área que cuenta con merendero y un aparcamiento para aquellos que hayan llegado en coche. Ahora empieza el tramo de los estrechos y la aventura.
Antes de llegar a las pasarelas, la naturaleza nos regala un espectacular valle en el que el río, turquesa y cristalino, se ve con altura y está custodiado por el desfiladero de roca, lleno de vegetación. Se trata de uno de los rincones más bonitos de la ruta. Una vez llegamos a la zona famosa dónde están las pasarelas, podremos disfrutar de un paseo sobre el agua del río Ebrón hasta llegar al desfiladero.
Desde aquí hay que salvar un farallón rocoso mediante unas escalas de madera para continuar por una escueta senda entre chopos, siguiendo siempre por la ribera izquierda. El camino continúa hasta arribar a un pontón de tablas, hay cruzar a la margen derecha y continuar hasta el «Pozo de la Campana»: de este nombre por un hueco natural de forma acampanada que muestra un cortado a pico sobre la margen izquierda del río.
Enseguida encontraremos los denominados «Estrechos del Cañamar», allí otro puente de madera con barandas cruza el río, para continuar por la margen derecha una cincuentena de metros, hasta unas pasarelas metálicas semicolgantes, sujetas al farallón rocoso de ese lado. El camino continúa unos cientos de metros sobre el agua, lo que permitirá al visitante admirar la grandiosidad del cañón y sus escarpes sobre el cauce.
Salvados los singulares Estrechos
del desfiladero, hay que atravesar de nuevo el río y pasar a la margen
izquierda mediante nuevo puente de madera con barandas, para internarse en un
somero bosquecillo de pinos, sabinas, enebros y monte bajo. Las sabinas son
árboles muy resistentes, unos «veteranos de la resistencia» perfectamente adaptados
a la zona
El resto de la ruta de senderismo va por lo alto del desfiladero hasta la imponente cascada de Calicanto, un camino en el que encontraremos varios miradores muy bonitos.
Arribados al cauce debe seguirse
aguas arriba por la margen derecha hasta las ruinas de un antiguo molino
maquilero, desde el que comienza a verse la cascada, aunque su sonido se
percibe de lejos.
Salto de Calicanto: La cascada, de unos 20 metros, tiene mucha
vegetación por todos lados: su pared frontal está llena de musgo en contraste
con la piedra blanca de alrededor.
Hay que regresar de nuevo al puente, cruzarlo y subir por otras escaleras de madera que hay frente a las anteriores, para continuar la ascensión por la ladera del monte. El trayecto posee trechos muy empinados, algunos tramos se hallan escalonados con atoques, en otros sirven de escalones las mismas raíces de los árboles.
Se pasa junto a otro mirador, este a
mayor altura que los dos anteriores. De vuelta del mirador el camino prosigue
en dirección septentrional: bordeando un gran risco con cornisa de gran
potencia el caminante se hallará en la vertiente donde está el «Puente de la
Fonseca», el camino desciende en este punto, frente a una cueva natural
mediante una fuerte rampa escalonada con atoques de madera.
El Puente Natural de la Fonseca, creado hace miles de años cuando el río Ebrón erosionó y perforó los mismos sedimentos que previamente había dejado a su paso. Pasado el puente, tenemos que subir por un paso estrecho entre las piedras y, después, seguir subiendo una pronunciada pendiente asegurada con peldaños de madera. Giramos de frente y continuamos recto hasta otra escalinata de madera, la subimos y accedemos a una especie de cornisa protegida por una barandilla metálica y desde la que tendremos una vista espectacular del Puente de la Fonseca.
Desde aquí para atrás volvemos a repetir el recorrido, pero ahora en sentido contrario.
Dificultad: Moderada
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